Carl Gustav Jung y la Sombra.

Desgraciadamente, no cabe duda de que el ser humano es, en general menos bueno de lo que se imagina o de lo que quiere ser. Todo el mundo lleva una sombra, una región oscura de la personalidad que es desconocida y que el ego no quiere reconocer.

La sombra es una parte viva de la personalidad y, por lo tanto, quiere vivir con ella de alguna forma. No se puede argumentar que no existe. No podemos usar la razón para deshacernos de ella.

Cuánto menos se integra en la vida consciente del individuo, más negra y densa se vuelve. Forma un obstáculo inconsciente, frustrado nuestra buenas intenciones, hasta que tarde o temprano se produce una ruptura en el sistema psíquico.

Enfrentarse a esta sombra es la primera prueba de coraje en el camino interior, una prueba suficiente para asustar a la mayoría de las personas, porque el encuentro con nosotros mismos pertenece a las cosas más desagradables.

Pero si somos capaces de ver nuestra propia sombra y podemos soportar saber sobre ella, entonces una pequeña parte del problema ya se ha resuelto, al menos hemos sacado a relucir el inconsciente personal.

La sombra es esa parte que nos negamos a reconocer porque es la parte nosotros que tiene nuestras cualidades negativas, tendencias destructivas e insinuaciones perversas. 

Todas aquellas cualidades, capacidades y tendencias que no armonizan con los valores colectivos (todo lo que rehúye la luz de la opinión pública), se junta para formar la sombra. 

La sombra son todos esos aspectos oscuros que sin excepción cargamos dentro y que resultan socialmente no aceptables por lo que lo reprimimos, por lo que lo mandamos al inconsciente. 

La sombra se maneja de manera autónoma a través de nuestros pensamientos y emociones, haciendo que tengamos comportamientos e ideas destructivas y autodestructivas. 

Aunque nosotros sabemos de manera consciente que es lo que nos hace bien, nuestra sombra de manera inconsciente nos saboteara y llevará a tener las mismas fallas. 

Robert Louis Steveson mencionó: El hombreno es uno, sino verdaderamente dos, tiene una personalidad consciente y una sombra, cada una de las cuales a menudo lucha por la supremacía dentro de su mente. 

Pará evitar ser víctima de la sombra: debemos volvernos conscientes de esas cualidades oscuras que están enterradas en el inconsciente para de esta forma integrarlas a nuestra personalidad. 

Cuando no eres consciente de tu sombra, declaras que una parte de tu personalidad no existe. Luego esa parte entra en el reino de lo inexistente, donde se hincha y adquiere proporciones enormes... 

Si te deshaces de las cualidades que no te gustan negándolas, te vuelves cada vez más inconsciente de lo que eres, te declaras más y más inexistente y tus demonios engordan más y más. 

Es vital integrar la sombra a nuestro ser. 

Jung afirma que la integración de la sombra ya que difícilmente el ser humano aceptará que no son seres virtuosos, desinteresados y bondadosos. La mayoría se pondrá en un falso podio de bondad lo que lo llevará a proyectar su sombra en los demás. 

El encuentro con uno mismos es, en primer lugar, el encuentro con la propia sombra. La sombra es un paso angosto, una puerta estrecha, de cuya dolorosa constricción no se salva nadie que desciende al pozo profundo. Pero uno debe aprender a conocerse a si mismo para saber quién es. 

El potencial para hacer los actos más horribles está presente en todos los seres humanos y reprimirlo solamente alimenta al monstruo que acaba apoderándose de uno. 

Cuando uno trata desesperadamente de ser bueno, maravilloso y perfecto, la sombra desarrolla aún más una voluntad definida de ser oscura, malvada y destructiva. 

Cuando uno acepta o integra a la personalidad su parte destructiva o sombra, lo mejor de uno surge, porque la sombra no sólo tiene la parte destructiva sino capacidad creativa muy poderosa que hemos ido reprimiendo. 

La sombra muestra una serie de buenas cualidades, como instintos normales, reacciones apropiadas, intuiciones realistas, impulsos creativos, etc. 

Muchas de los impulsos que fuimos reprimiendo también acabaron con nuestras habilidades innatas, por eso cuando la sombra se integra alcanzamos la individuación. 

Individuación significa llegar a ser un individuo, entendiendo individualidad como nuestra peculiaridad más interna, última e incomparable. Por ello la individuación se podría traducir como llegar a ser uno mismo o autorrealización. 

En los mitos el héroe es el que vence al dragón, no el que es devorado por él. Además, no es un héroe quien nunca se encontró con el dragón, o quién, si se encontró con él, declaró después que no vio nada. 

Igualmente, sólo quien ese arriesga a luchar con el dragón y no es vencido por él gana el tesoro. Solo él tiene un derecho genuino a la confianza en sí mismos, porque se enfrentado al terreno oscuro de su yo y, por lo tanto, se ha ganado a sí mismo. 

No es posible despertar consciencia sin dolor. La gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que parezca, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad.




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