Hablemos del cielo y el infierno.
Acerca de la felicidad, Borges señaló que de joven creía que se trataba de algo tan arduo como la belleza. En cambio, ya viejo, pensaba que no era así. Después de todo, a lo largo de un día todos hemos estado tantas veces en el cielo y el infierno. El Cielo y el Infierno son alegorías de estados de ánimo que atravesamos de modo constante en la vida. Pensar en la posibilidad de un Cielo permanente no es más que una ilusión. No es posible ser feliz todo el tiempo. La felicidad es un instante efímero e incompleto. Por perfecto que parezca, todo momento aloja una ausencia. Y esa ausencia basta para empañar la felicidad. Como escribió el poeta Fernando Pessoa: El tiempo en que festejaban mi cumpleaños yo era feliz y nadie estaba muerto. Por eso era feliz. Porque todavía no había llegado la falta de lo amado. Una vez que esto ocurre la felicidad es una visita efímera que en cualquier momento decide retirarse. Los únicos Cielos posibles son los Cielos breves. Cielos de abrazos, sonrisas ...